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Crítica de la película “El Hoyo”

Durante el fin de semana me tomé el tiempo para ver la película “El hoyo” y llamó mi atención por ser una cinta española. El filme empieza en una celda que no es nada común ya que es similar a una torre de babel de 300 niveles que mantiene confinadas a centenares de personas cuya única forma de sustento proviene de una gran plataforma con comida que desciende nivel a nivel por un enorme agujero central. Lo que ocurre es que los reclusos tienen que comer de las sobras que dejan sus vecinos de arriba. Sin duda una idea brillante que alimenta una realidad asfixiante y una utopía negativa.

El personaje principal (Goren) me parece un poco raro porque se ofrece como voluntario para entrar a esta cárcel de alta seguridad durante seis meses y solo para poder conseguir un diploma sin saber lo que le espera para lograr obtenerlo. Los espectadores notamos en cada escena la peor cara del ser humano durante esta cinta que dura 94 minutos. Sin ir tan lejos, hago mención sobre lo que pasó en Guatemala cuando se rumoraba que el presidente estaba decidido a poner toque de queda por la enfermedad del COVID-19. Muchas personas corrieron al supermercado a comprar lo necesario para sobrevivir y dejar sin nada a la demás población, aplicando esa frase que dice: vives o mueres. ¿Por qué recuerdo esta situación pasada?

Porque el egoísmo y la crueldad disfrazada del sentido de la supervivencia se vio reflejado en mi país y este es uno de muchos casos. Me pareció excelente que el director diera a conocer temas como el capitalismo, el egoísmo y la lucha de las clases sociales. Ahora hablemos un poco sobre lo que Goren decide llevar a la celda. Él lleva un libro de Don Quijote de la Mancha para poder pasar el tiempo, pero… ¿Por qué precisamente este libro?

Si nos enfocamos más en la novela de Miguel de Cervantes Saavedra podremos notar que es la llave para poder entender el extraño cierre de la cinta. Ahora pongamos toda nuestra atención al último fragmento que lee Goren que, sin duda alguna da más luces acerca de lo que sucede en el piso 333 de El Hoyo que dice lo siguiente: “El grande que fuera vicioso, será vicioso grande y el rico liberal será un avaro mendigo. Que al poseedor de las riquezas no le hace dichoso tenerles, sino gastarlas. Y el no gastarlas como quiera, sino saberlas bien gastar”. Este pequeño fragmento lo podemos escuchar de Goren diciéndoselo a su primer compañero de celda.

La otra pista que me gusta de Cervantes es su siguiente párrafo que nos hace entender quién es Goren y dice lo siguiente: “Al caballero pobre no le queda otro camino si no el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido, y oficioso, no soberbio, no arrogante, no murmurador, y, sobre todo, caritativo”.

Qué ingenioso el usar un libro para entender qué pasa en ciertas escenas porque siendo honesta cuando avanzaba la película no entendía algunas acciones de los demás personajes.

Qué importante el ser bien observador hasta en los más mínimos detalles. En conclusión “El Hoyo” nos da a entender que el de arriba se queda arriba y el de abajo se queda abajo. No es posible cambiar a la sociedad, apenas si es posible cambiar uno mismo y seguir el camino de la virtud.

Por: Priscila López



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